
Un poco tarde, porque para algunos de los niveles educativos los exámenes han terminado ya, pero quería escribir unas palabras más que nada para quienes tienen que rendir próximamente, o se llevaron una materia, o van a sacar una libre, etc. Este post es para hablar de lo que está en juego en los exámenes y, si se puede, hacer que sean un poquito menos temibles para las personas que los consideran así. Veamos el tema con algunas felices frases que solemos decir cuando estamos estudiando.
“Si no apruebo mis viejos me desheredan”
Durante mis años de uni esa frase era bastante común, y recuerdo esa sensación general, un poco amorfa, un poco incierta, de que si reprobaba mi familia ya no me iba a querer. No es que hubieran demostrado eso mis padres, pero tenía miedo, de decepcionarlos y, la verdad, de decepcionarme a mí misma. Era como que cada vez que venía el examen se pusiera a prueba si yo de verdad me la bancaba, si de verdad merecía estudiar la carrera, incluso si merecía o no el respeto de las otras personas. Cada estudiante tiene sus experiencias, ésas eran las mías, pero en todo caso, vamos a ver un poco qué es lo que realmente implica un examen, desde el punto de vista del examinador.
Las pruebas de rendimiento (léase, los exámenes) miden una serie de aspectos DENTRO DE UN DOMINIO (Pérez & Tornimbeni, 2006). Es decir, la persona que construye un examen piensa primero cuál es el domino de su prueba, qué aspectos o habilidades quiere medir. Por ejemplo, un profe de geografía que enseñó Europa este año, ideará preguntas que muestren si el alumno recuerda datos sobre Europa (o sea, el dominio es geografía de Europa actual). Si te toman un test de Matemática, difícilmente te preguntarán estructuras gramaticales, y si te toman un test de Inglés no encontrarás preguntas sobre la elaboración artesanal del chimichurri.
Por cierto, las preguntas NO ESTÁN DESTINADAS a torturar psicológicamente al estudiante (aunque a veces lo parezca), están destinadas a verificar con cierto detalle qué tanto ha podido aprender. Esto TAMBIÉN SIGNIFICA que la prueba no es en modo alguno una demostración de:
- si vos sos una buena persona
- si vos te merecés el afecto de sus seres queridos
- si vos te merecés ser feliz
- si vos tenés derecho a seguir existiendo en este mundo
- si vos vas a conseguir un trabajo el día de mañana.
Los exámenes NO nos ponen a prueba como una persona completa, no es cierto que no valemos nada si reprobamos el examen… a lo sumo no valen nada nuestros conocimientos sobre geografía o matemática o inglés, pero eso es bastante distinto de no valer nada UNO, como persona humana.
“Me fue mal porque SOY un inútil”
Un examen es una herramienta de medición que establece nuestro nivel de habilidad EN UN PUNTO DETERMINADO DEL TIEMPO, con lo cual, si el viernes pasado a las 10 am rendí y me saqué un 3, eso quiere decir que el viernes pasado a las 10 am sabía muy poco del tema, o sabía pero no pude demostrarlo. No quiere decir que siempre sabré poco o siempre seré incapaz de expresar lo que sé. Si el tema me interesa, o si necesito saberlo para aprobar, hay maneras de llegar a saberlo y demostrarlo. Puedo ver videos o escuchar podcasts del tema, buscar un compañero que me explique, preguntar al profesor (o a un ayudante alumno si estoy en la uni), buscar libros en una biblioteca, incordiar a algún conocido que sepa del tema, sentarme a repetir como loro un dato hasta acordármelo…
El que tenga dudas acerca de esto, puede llegarse a donde su tía o abuela más cercana y averiguar cómo aprendió que los dos tildes azules del whatsapp significan que viste el mensaje. “¡No entiendo tecnología!” decían… pero cuando necesitamos una información, somos capaces de adquirirla. Nadie “es” un inútil de tiempo completo y para siempre. Aun si somos bastante malos en algo, podemos mejorar y lograr al menos una satisfactoria mediocridad.
“Pero yo quería otra nota…”
La hipótesis fundamental de la teoría clásica de los tests indica que la puntuación observable de un sujeto en un test es el resultado de dos componentes: la puntuación verdadera más el error de medición implícito en la prueba (Cortada de Kohan & Tornimbeni, 2006). Esto quiere decir que un examen mide nuestro nivel en algo, pero no lo hace de forma exacta. Nuestra nota en un examen puede variar porque estábamos nerviosos, porque hacía calor o por otros motivos, además de, obviamente, porque sabíamos o no algo. Entonces, que tenga un 6 en lugar de un 7, que tenga un 9 y no un 10, no representan un juicio TAN importante sobre mi verdadera habilidad.
Conclusión: a dónde voy con todo esto
¿Estoy diciendo que no deberíamos dar importancia a los tests? Pues no, que no se trata de eso.
Esto es mi opinión personal y por supuesto cada uno puede diferir, pero yo creo que DEBEMOS ESTUDIAR y debemos estudiar FUERTE, porque eso influirá en cómo se desarrolla nuestro cerebro, y en la capacidad que vamos a tener a futuro (y ahora mismo también) para resolver los problemas que nos presenta la vida. La vida como niños, como jóvenes y como adultos. Por como está el mundo, los temitas que vamos a tener que resolver van a ser… muchos, así que mientras más preparados estemos, mejor.
La pregunta “¿y eso para qué me va a servir en el futuro?” es completamente irrelevante. La vida es lo más loco que viene, es increíblemente enredada, y ese material de estudio que aborrecés profundamente puede ser lo que te saque de aprietos dentro de 50 años. O bien porque te acordás, y la información te sirve para tomar una decisión, o bien porque la capacidad intelectual que adquiriste haciendo el esfuerzo de aprenderla hizo tu cerebro más elástico y capaz de encontrarle la vuelta a lo imposible.
Sin embargo, que el estudio sea importante no quiere decir que debamos sufrir terriblemente por los exámenes. Lo que creo que nos conviene hacer es tomar a los exámenes como lo que son:
– Los resultados del examen no son exactos: sólo son una medida aproximada.
– Los resultados del examen no son definitivos: nuestro nivel de conocimiento puede cambiar.
– Los exámenes no nos valoran como personas, sólo miden cuánto sabemos de un dominio específico.
Dicho esto, envío mis deseos de mucha suerte y poco dolor de panza para todos los queridos estudiantes, por favor coman bien, respiren profundo, tomen líquidos y abracen a la familia o a las mascotas. Hacer lo mejor que podamos… es lo único que podemos hacer. Y es lo mejor que podemos hacer.
Referencias para chusmear
Pérez, E. & Tornimbeni, S. (2006). Construcción de pruebas. En S. Tornimbeni, E. Pérez, F. Olaz, A. Fernández, N. Cortada de Kohan, S. Pugliese & M. Baldo, Introducción a los tests psicológicos, p. 125. Editorial Brujas.
Cortada de Kohan, N., & Tornimbeni, S. (2006). Teoría clásica de los tests. En S. Tornimbeni, E. Pérez, F. Olaz, A. Fernández, N. Cortada de Kohan, S. Pugliese & M. Baldo, Introducción a los tests psicológicos, p. 125. Editorial Brujas.
*Nota: Estas referencias han sido creadas tomando como base el formato APA pero no lo respetan del todo, por favor no se le ocurra tomarlas como ejemplo de dicho formato porque después si le rechazan el trabajo práctico yo no tendré nada que decir, ¿eh?
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