Las comillas son esos signitos simpáticos que usamos de vez en cuando y que cuando uno las dibuja a mano no hay poder del Olimpo que logre que queden iguales y parejas de un lado y del otro.
Uno crece viendo comillas en diversos lugares, y además viendo a la gente hacer ese gesto con dos dedos de cada mano para representar comillas cuando habla… Y entonces intuitivamente nos hacemos una idea de cómo usarlas, pero… ¿sabemos realmente cómo y cuándo? ¿Estamos respetando propiamente la dignidad de las comillas?
No me van a decir que no han tenido alguna experiencia sobrenatural con las comillas. Por ejemplo entrar en trance intentando determinar si el punto debería ir antes o después. En mi caso particular, se me presentan accesos de ansiedad e ira disimulada cuando encuentro carteles donde la gente ha usado las comillas para resaltar una palabra, simplemente para hacerla notar más. He leído por ahí que es un uso aceptado (en este momento no logro encontrar la fuente) pero a mí me sienta fatal.
Por lo pronto, intentaré hacer una lista de los casos de uso de comillas que se consideran típicos, tomando en cuenta las indicaciones de nuestra salvadora la señora García Negroni (2011), y del Diccionario Panhispánico de Dudas (2024). Y, antes de eso, una lista de los tipos de comillas. Vamos allá:
Tipos de comillas
Usamos tres tipos de comillas en el español:
Las latinas (también llamadas angulares o españolas): «…»
Las Inglesas: “…”
Las simples ‘…’
En ambas fuentes que he mencionado se indica que, si bien puede uno elegir las comillas inglesas o las angulares para usar en su texto (y ser feliz), cuando se haga necesario poner otras comillas adentro de las primeras, es recomendable usar primero las latinas, dentro de ellas las inglesas, y dentro de ellas si hace falta las simples. Así: «Mei chan me dijo “Después de lo de ayer, está claro que ‘el horno no está para bollos’, ¿viste?”».
Si bien tanto nuestra salvadora como el DPD indican que se pueden usar tanto las latinas como las inglesas, la primera usa en sus ejemplos muy libremente unas y otras («» y “”), mientras que el DPD presenta sus ejemplos comenzando siempre con las comillas latinas («») y agregando las inglesas (“”) y las simples (‘ ’) según haga falta.
Casos de uso
CASO 1: enmarcado de citas textuales. PERO: en citas textuales de mucha longitud, por ejemplo uno o más párrafos, se puede omitir las comillas y poner letra más chiquita y sangría respecto al otro texto.
Ej.: El autor Filomeno de Tal (2020) indicó: «Los resultados de estudios similares han sido desalentadores, la verdad es que ya no sabemos lo que estamos investigando» y procedió a tomarse unas vacaciones en el Caribe.
CASO 2: En textos narrativos, para expresar los pensamientos que pasan por la cabeza de los personajes, pero no para las palabras que dicen en los diálogos, porque ésas van con raya de diálogo.
Ej.: «Tengo un hambre que no puedo más» pensó Filomeno de Tal, pero luego, condescendiente, se dirigió al anfitrión:
—No, muchas gracias, acabo de tomar la cena.
CASO 3: Tanto dentro de la prosa de un texto como en la sección de referencias, para citar TÍTULOS de PARTES DEPENDIENTES DENTRO DE UNA PUBLICACIÓN, entre ellos:
artículos – capítulos de libros – prólogos – poemas – reportajes – secciones de periódico
Ej.: En el capítulo «Mañana veremos cómo sale» de mi libro sobre la procrastinación, hay explicaciones simples sobre cómo todo es un problema de mi yo del futuro.
CASO 4: Para destacar palabras especiales, entre ellas:
a) neologismos (Ej.: Mariana dijo que el alfajor estaba «ricazo»);
b) palabras vulgares (Ej.: Filomeno de tal opinó que esa técnica era una «porquería»);
c) palabras usadas con un sentido especial o con ironía (Ej.: ¿Cómo te fue con tus «asuntos»?);
d) palabras extranjeras, aunque se recomienda mejor ponerlas en itálicas (Ej.: Se había comprando un traje de color «beige»).
CASO 5: Para señalar una palabra como objeto de una afirmación o discurso lingüístico. Es decir, cuando estamos hablando acerca de la palabra en sí.
Ej.: El verbo «caer» es intransitivo.
CASO 6: La definición de una palabra o los contenidos que implica se suelen enmarcar en comillas simples.
Ej.: La Psicología comprende ‘el estudio de las emociones, la conducta y el pensamiento de las personas’.
CASO 7: Los apodos, sobrenombres, alias, cuando están entre medio del nombre y el apellido reales, pueden ir entrecomillados o con itálicas.
Ej.: Fabio «la Mole» Moli.
(Nota: no, no somos parientes. Agradecimientos al señor Moli por su participación estelar en el blog, de la que creo que no se va a enterar, jeje).
Bueno, y esto ha sido todo sobre las comillas por el momento. Hay interesantes explicaciones acerca de qué hacer si la comilla inesperadamente se encuentra con otros signos de puntuación, pero creo que quedarán para otro momento porque este texto ya está muy largo. Saludos señores lectores y no dejen de comentar si hay dudas o cuestiones que les parezca importante corregir o agregar.
Referencias
García-Negroni, M. M. (2011). Escribir en español. Claves para una corrección de estilo. (2da ed., pp. 125-128). Santiago Arcos Editor. ISBN: 978-987-1240-61-6
RAE. (2024). Comillas. En Diccionario Panhispánico de Dudas. Recuperado de: https://www.rae.es/dpd/comillas
*Nota: Estas referencias han sido creadas tomando como base el formato APA pero no lo respetan del todo, por favor no se le ocurra tomarlas como ejemplo de dicho formato porque después si le rechazan el trabajo práctico yo no tendré nada que decir, ¿eh?
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